jueves, 4 de mayo de 2017

¿Depende mi vida de las TIC?

Hola mis pajarillos. Una semana más estamos delante de la pantalla para desempeñar un rol; en esta ocasión ha decidido Mirian que fuese crítica por segunda semana consecutiva. La verdad es que últimamente es un papel que estoy haciendo a menudo, pero con mucho gusto. Después de divagar mucho sobre qué tema hacer la crítica he decidido que sería sobre las TIC. ¡VAMOS A ELLO!


Como bien sabéis la palabra TIC la empleamos para hablar sobre las nuevas tecnologías. Actualmente vivimos en una sociedad donde los avances en este campo evolucionan a una velocidad prácticamente inalcanzable, dando paso a nuevos métodos para obtener información, siendo el más destacado internet. Gracias a este último podemos permitirnos estar conectados con personas que se encuentran a miles de kilómetros, con información sobre otro sitio del planeta, o con cualquier circunstancia que nos llame la atención, necesitando únicamente un "clic" para acceder.

El problemas viene cuando son estos avances nuestro foco de atención, nuestro tiempo libre y lo único que nos motiva. Esto pasa en numerosas ocasiones con las aplicaciones que nos ofrecen los medios informáticos, me centraré en el WhatsApp. Como bien sabéis, ayer saltó la noticia,sobre las 22:00 horas, de la caída en picado de dicha aplicación en todos los sitios del mundo. La consecuencia fue inmediata, los medios se hacían eco y todos los usuarios no desperdiciaban tiempo para hacerse participe de la molesta situación, aprovechando otro espacio, como Facebook. Inmediatamente percibí que algo no iba bien, no en la aplicación, sino en nosotros. ¿Cómo era posible que nuestra preocupación fuese no poder mandar un mensaje o estar conectados? Algo no entendía, ¿Era tan necesario? La verdad es que soy una de esas personas que pasan horas en internet, miro ropa, bailes, escucho música, hablo con mi familia, pero de ahí a que un aparato electrónico delimite mi vida, hay mucho espacio. Bajo mi punto de vista estamos alineados, sí, esta palabra que hace bastante tiempo usaba Marx, pues es la misma que emplearía ahora mismo. Es increíble que nuestro estado anímico y nuestras reivindicaciones dependan más de un mensaje a las tantas de la mañana que de la situación que viven millones de personas, pues ojalá todos los comentarios de ayer y la rapidez con la que actuaron los medios fuese la misma cuando se habla de alguien que está siendo desahuciado, agredido...

¿Es esto lo que queremos? Quizás os sorprenda, pero una vez al año suelo descontar mis redes sociales durante unos 15 o 30 días, tiempo que dedico para salir. Esto no quiere decir que sean malas, sino que a veces me gusta sentirme libre, sin esperar un mensaje de esa persona que considero especial, sin que me aturullen la cabeza hablándome de cosas materiales, sin tener el tiempo cronometrado, etc. Lo único que me apetece hacer en esos días es salir con mis amigas, decir a mis padres que estoy en el pueblo, que no sé cuando volveré y pasarme horas y horas hablando y riéndome, sin tener necesidad de subir una foto a una red social o ver si quien me gusta me dio un "like". Me gustaría muchísimo, que aunque fuesen 2 minutos al día, dedicásemos tiempo a ver si todo lo que estamos haciendo es realmente lo que importa o si nuestra vida depende de un móvil.

¡RECUERDA, NO HAY NADA MEJOR QUE SENTIRSE LIBRE!

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