La historia de Ana.

 Ana era una niña, todavía iba con ese vestido de rayas rosas y blancas que su hermana llevó hacía años. Sus padres eran obreros en paro, no tenían una cosa muy lujosa ni vestían a la última, para ser exactos era todo heredado y no precisamente de hacía poco tiempo.

El sueño de Ana era poder vestirse con aquellos hermosos trajes, esos trajes de plumas y colores que llamaban la atención de todos los habitantes de su pueblo en aquellos días. Todos los años amigas suyas del colegio eran candidatas a las famosas "reinas del carnaval", hablaban de sus vestidos, el color que llevarían, la canción que cantaban en los últimos cinco minutos de clase con esa graciosa coreografía, pero que ella no podía tener.

Aquel año todo fue diferente. El ayuntamiento había decidido sacar a sorteo los trajes que llevarían las niñas para que todas pudiesen participar y Ana pudo apuntarse. La elección fue pasados dos meses, sentía como sus piernas bailaban de los nervios y sus manos eran unas cataratas de agua. Salió el  papel, Carmen era el nombre, no era el suyo y su desilusión fue evidente. Sin embargo, lo que Ana no se esperaba era que Carmen, su amiga de toda la vida, decidiera ceder el puesto a Ana,ya que estaba ilusionada, aunque sabía que nadie mejor que Ana podría defender ese traje.

Ahora Ana es una diseñadora muy prestigiosa que trabaja en Nueva York. Sin embargo, jamás se olvida de lo importante que puede ser algo tan pequeño para unas niñas. Todos los años diseña los trajes de las candidatas y así todas, independientemente de su situación económica, pueden cumplir su sueño.

  ¡RECUERDA, NO HAY NADA MEJOR QUE SENTIRSE LIBRE!